La depresión:hablemos
- Mariel Oddino
- 13 ene
- 6 Min. de lectura
En el Dia Mundial de la Depresión. HABLEMOS! Pidamos ayuda!
A la memoria de mi padre quien padeció depresión severa

Amaba la libertad, jugaba en el agua como un niño, puso reflectores en la pileta del patio para que la familia pudiéramos disfrutar las acaloradas noches de verano jugando en el agua. Tenía tantito más que cuarenta años.
Era un inventor y constructor nato: diseñó aviones de propulsión, construyó una heladera, puso los primeros fuegos de artificio en formato rueda giratoria en el patio de casa, desarmaba y arreglaba cualquier cosa que se le ponía enfrente (recreando nuevas y propias versiones). Presumía ser el primer mecánico matriculado. Tenía su diploma y lo portaba orgulloso. La mecánica era su hobby : autos de carrera y carreras de autos a montones.
Su mente no paraba nunca, silbaba tangos y sabíamos que en ese silbido iba algún pensamiento creativo. Se metía en su taller y se olvidaba del mundo. Arregló televisores, radios, lavarropas…Aunque le fue mucho más duro arreglar su mente.
Un día todo cambió. No cantó más tangos. No inventó ni diseñó. No jugó más. Se encerró. Prefirió la oscuridad a ver luz. Quería dormir para no despertar. Elegía el sollozo a la palabra.
Dormía mucho. Mucho .Mucho. Y cuando se levantaba exigido por mi madre para que comiera o tomara algo su silueta era delgada, y sus pantuflas resonaban fuertemente en el piso indicando,de ese modo, que ni las piernas quería mover. Estaba sin motor, sin vivacidad, sin alegría… Escuché decirle bajito cuando yo era niña “quiero morirme. ¿para que vivo?”
Yo tenía diez años cuando mi papá enfermó de lo que en aquel entonces se decía “los nervios”. Ni palabras había para describir el dolor del alma. A mí nadie pudo decirme, en aquel entonces, que tenía mi papá. Y entonces me di a la tarea de armar mi propio escenario o mis propias interpretaciones a partir de lo que veía: mi papá tirado en su cama gran parte del día, su habitación a oscuras pero la puerta un poquito entreabierta. Me permitía verlo porque yo encendía la luz del pasillo y lo veía siempre en posición fetal con su camiseta malla blanca. Otro día más que papi no se levanta. Otro día que la tristeza y la desolación ganan por goleada.
Mi madre llevando adelante la casa, el negocio familiar, las tres hijas. Mi madre mostrándose con una fortaleza indescriptible. Mi madre sin permitirse pedir ayuda. Sin saber bien ni cómo ni a quién.
Nadie nos podía explicar, qué tenía mi papá (al menos a los más pequeños de mi familia).Algunos de mis tíos creo que lo sabían bien. Escuchaban a los médicos y quizás usarían el correcto término para ese diagnóstico. Mi mamá también lo sabía pero prefería no nombrarlo tanto. No re editarlo. Cada vez que lo renombramos o lo contamos ..lo volvemos a sentir con tanta voracidad y dolor que queremos acallarlo.
Hoy entiendo tanto, tanto.
Recuerdo una navidad donde mi mamá nos cargó a mis hermanas y a mí en una pick up y fuimos de una familia amiga a pasar la Nochebuena. Mi papá no fue. Mi papá pasó esa navidad en una clínica psiquiátrica. Mi papá durmió días y noches debido a los efectos de lo que en ese momento era la “cura de sueño”. Supuestamente si uno dormía se curaba el alma. El sueño es el hermano menor de la muerte. Y cuando despertaba todo ese mundo interno volvía a despertarse igualmente de complejo e invalidante.
Cuando el volvía de esas internaciones entraba a casa y, lejos de abrazarnos o sentir alegría por vernos, buscaba como un ciego a tientas el camino que lo llevaba a su habitación nuevamente. Y nada cambiaba. Y todo continuaba igual.
Nuestros planes familiares (vacaciones, fiestas, paseos) giraban en torno a dos enunciados de mi mamá: “si papi está bien…” algunas acciones estaban disponibles. “hoy papi no está bien” por lo que la casa se teñía de silencios que aturdían y de vacíos difíciles de llenar.
¿Qué tenía mi papa? No le dolía la panza, ni la cabeza. No se había quebrado un hueso ni lo habían operado. A mi papá le dolía el alma. Y no sabía cómo decirlo o explicarlo. Y yo me preguntaba cómo puede ser? nos tiene a sus tres hijas, a su esposa, tiene un negocio muy reconocido aquí y en la zona.
Pensar que hoy, cincuenta años después sigo escuchando gente que esgrime estos mismos argumentos ante quien está atravesando una patología de salud mental: en este caso depresión. Hay gente que aún sigue creyendo que todo se soluciona diciéndole al otro “dale vamos arriba, vos podés”. Hay gente hoy que sigue creyendo que la salud es física solamente y no mental. Hoy me siguen doliendo muchas actitudes de quienes quizás por desconocimiento ,por no haber vivido experiencias de este tipo o por lo que fuera siguen manifestando:”pero si está bien,,tiene familia,tiene hijos,tiene dinero…porque se pone mal?
Mis sensaciones hacia la enfermedad de mi papá fueron cambiando y mutando al ritmo que yo iba creciendo: como niña, adolescente, mujer . Pasé por la tristeza profunda de no saber que tenía mi papá, la frustración por ver que mi papá no era lo que era antes. El enojo por sentir que no nos valoraba o no hacía esfuerzos o ponía voluntad para estar mejor, el distanciamiento, el acercamiento a cuenta gotas. Tristezas,broncas y enojos por no entender.
Cuánto tenemos que aprender como humanitos sobre la salud mental: tan estigmatizada, tan discriminada, tan negada y fingida. Cuanto camino que favorablemente se ha recorrido pero cuanto queda aún por caminar.
Un dia,ya de más adulta me anime a hablar mano a mano con él .Ya de más adulta pude poner nombre a lo innombrable. Pude preguntar lo que en otros tiempos era incuestionable.
Papá…¿qué tuviste’? (lo pongo en pasado ,porque si bien mi padre tenía algunas crisis que se daban en momentos del año, pudo salir adelante y tener una vida “casi” normal durante mucho tiempo).
El no era él, él era un loco bohemio cerrado en un mandato familiar social de señor empresario. Y no pudo decirlo. Y su alma se llenó de tristezas. El intentó “hacer como si”. Presidente del Motor Club, de Bomberos Voluntarios (lugares estos que le permitieron expresar su libertad y abrir alas)
Papá…¿qué tuviste? _”Y yo tuve depresión y me la describió así: todo es negro, todo es oscuro, no ves nada que te motive ni te atraiga. Todo es negativo, todo es miedo y desesperanza. La cama te abraza ,te llama. Es el único lugar donde querés estar”. Y con su relato yo conecté con su figura en posición fetal. El reproducía esa postura una y 1000 veces porque quizás sentía que era, en es útero materno , donde encontraría seguridad y paz. PAZZZZ
Repetía el nombre del Psiquiatra como un tremendo HDP. Y decía… “no me preguntaba nada” me acostaba en una camilla y me enchufaba una pichicata y todo me empezaba a girar fuerte, fuerte, cada vez más fuerte y luego todo se oscurecía, se desconectaba… Y pasaba días así dormido. Hasta que lo despertaban…Y se encontraba con los mismos miedos, las mismas angustias, los mismos dolores del alma.
Luego tuvo otro terapeuta al que el decía “este tipo me va a curar”.. Y una de mis hermanas recuerda que ese profesional nos explicó que como se enferma una rodilla, también se enferma la mente y para eso daremos unas vitaminas. Después de mucho tiempo podíamos comenzar a encontrar palabras. Aunque es el día de hoy que mi otra hermana recuerda con profunda tristeza cuando en un comercio de mi pueblo alguien le preguntó: che…tu papá está loco?
No sé si el alma de mi papá en este plano quería ser lo que fue. No lo sé. Siempre dejaba traslucir la frase cómo me gustaría vivir en un circo o de linyera. Su vida estuvo lejos de ser eso. Hoy entiendo que lo que quería significar era que ansiaba la libertad, el ser como deseaba ser. Quizás el protocolo de familia, de negocios, de mandatos lo asfixió tanto que no supo cómo manejarlo y su mente enfermó. Quizás esto lo estoy viendo hoy con otra perspectiva hacia el pasado mío que por momentos fue complejo y difícil.
Hoy entiendo, hoy comprendo, hoy estoy sanando heridas. Hoy estoy construyendo a partir de los escombros.
Hoy sigo insistiendo en el hablar, en el pedir ayuda, en el buscar profesionales de la salud mental que sumen y acompañen.
Hoy sigo insistiendo en la escucha activa en nuestras familias,con nuestros hijos.
Hoy sigo insistiendo en hablar de Salud Mental!
Hoy tengo una necesidad cada vez más imperiosa de ayudar a SANAR y SANAR ME el alma.
Hermoso texto Mari, hermoso, liberador, revelador, que "suerte" que tuviste que tu papá te pudo decir que sufria depresion. en mi caso creo que papi no llego a estar tanto tiempo, se lo veía siempre bien, solo una vez tuve un recuerdo que estuvo como tres meses en cama y mami me conto que papi "tenía una enfermedad"... después de ir a un "pai" empezó a mejorar. Ya mas grande, lo internaron varias veces por arritmia, era un "pre-infoarto", me dijeron cuando yo tenia 16 años, fue horrible escucharlo porque yo pense que papi se moria... y su sensación era esa, las arritmias. Cuando a mis treinta y pico tuve mi primer ataque de pánico, diagnosticado por mi psicóloga, y…