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Escucha qué te dices y observa qué logras.

Las expresiones y palabras que usas diariamente pueden cerrarte puertas o, por el contrario, abrirte caminos hacia el logro de tus objetivos.


Solo depende de saber elegirlas y de usarlas en tu beneficio.


En el logro de objetivos, resulta sumamente valioso conocer el poder que tienen determinadas palabras y utilizarlas como aliadas.


Darse cuenta, luego modificar , Positivo por negativo.


En mi vida personal, me resultó transformador observar, para luego modificar, el uso tan acentuado de lo negativo: “No te olvides”, “No puedo”, “No me lo merezco”, “No grites”, “No soy lo suficientemente….”.

El “no” ya genera idea de obstáculo, de impedimento y, por tanto, te aleja de lo deseado.

¿Puedes pensar otras formas de enunciar esas expresiones? Comparto ideas, por ejemplo: “Recuerda traer o hacer…”, “Merezco esto…”, “Habla más bajo”.


Me gustaría que te detengas a pensar qué crees que va a ocurrir si vamos por la

vida con lo que NO PODEMOS HACER.


Si transformas tus “NO” en expresiones positivas, te sorprenderá ver que logras el efecto deseado de una manera mucho más rápida. ¡A practicar!


Menos generalizaciones y más acciones.


Usar cotidianamente GENERALIZACIONES puede tener un efecto adverso en nuestras conversaciones o en nuestros pensamientos.


Palabras como NUNCA, TODOS, NADIE, SIEMPRE son totalmente falsas y, por ende, cierran posibilidades de acción.


Si te dices a ti mismo “Nunca hago nada bien”, cierras la posibilidad de mejorar o de cambiar y, además, no es real, ya que si reflexionas, hay cosas que sí haces bien.


Si dices “Todos los jóvenes son inmaduros”, nuevamente te cierras a la esperanza de cambio, y también sabemos que hay muchos jóvenes capaces de hacer y de transformar

nuestros entornos.


Definir para cumplir.


Frecuentemente oímos y pronunciamos palabras que nos conducen a postergar nuestras acciones por tiempo indefinido…. “no bien pueda”, “un día de estos”, “algún día”.


Estas y otras expresiones similares te llevarán indefectiblemente a la indecisión y a la postergación, y también te alejarán de tus objetivos.


Si deseas lograr algo,necesitas expresar puntualmente en qué día y en qué momento vas a realizarlo. ¡Probalo!

Cambio obligación por deseo


Cuantas veces te has escuchado a ti mismo o has escuchado a otros decir “tengo que limpiar”, “tengo que ponerme a estudiar”, “tengo que organizarme”, “tengo que cambiar ese hábito”. ¿Sabías que el “tengo que” le imprime a tu mente el peso de la obligación y, por consiguiente, la idea que eso te abruma, te cansa o te desagrada?


Para poder alivianar esa carga, para aligerar tus pensamientos y engañar a tu mente, cambia el “tengo que” por “elijo”, “deseo”, “quiero” y observa cómo te sientes.


Tendrás la posibilidad de lograr lo que deseas de una manera más rápida,

simple y liviana.


Eso de engañar la mente lo puedes llevar a cabo con frases que le den sentido a tu accionar.

Por ejemplo, “Deseo organizarme para disfrutar el fin de semana a pleno”, “Quiero estudiar para aprobar el examen”, “Elijo limpiar para disfrutar de un ambiente ordenado”.


Ocurre que si uso “elijo”, “quiero”, “deseo” sin quererlo o desearlo, el

efecto positivo en la bioquímica de nuestro cuerpo no se produce porque sonará como incorrecto, incómodo y, por tanto, no funcionará.


¿Te has puesto a pensar que las palabras que decimos son valiosos aliados para lograr o no nuestras metas cotidianas?


¿Has reflexionado acerca de cómo modificar tus mensajes para alcanzar lo que deseas? Nuestro lenguaje es un recurso interno al alcance de la mano que muchas veces olvidamos y evitamos.


Y ¿si comenzamos a probar otra manera de comunicarnos?


Si este tema te interesa, no dudes en contactarme y enviarme tus comentarios.


Si te atrae el mundo de lo lingüístico, consultame y verás las cosas maravillosas que ocurren si te atreves a cambiar tus palabras.


¡Hasta la próxima!



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